Para esta familia sanducera, el día de Navidad es motivo de triple festejo; bueno, cuádruple en realidad. Aquí les contaremos por qué. En primer lugar, más allá de la fiesta familiar que significa la Navidad, es el cumpleaños de la querida abuela Tita, que también un 25 de diciembre dio a luz a una de sus hijas, Norma –quien la acompaña diariamente–, y como corolario de felicidad, este año llegó a cumplir 101 y brindó por muchos más.

Nacida en una pequeña localidad de la Pampa argentina en 1921, de padre uruguayo y madre argentina, Mafalda Delfina Vigne, alias “Tita”, era pequeña cuando con su familia cruzó el río Uruguay hacia Colonia La Paz, donde se reunieron con familiares.

De ahí, navegando otra vez, se dirigieron hacia la zona de Arroyo Malo, donde se instalaron en un campo para trabajar como en aquellas épocas, a puro coraje. Sin embargo, Tita tiene excelentes recuerdos de su niñez, en plena naturaleza, junto con su hermano, 4 años menor.
Al cumplir 18 años se casó y comenzaron a llegar los hijos; tuvo dos matrimonios, mientras con su aguerrido espíritu combinaba las labores del campo y la crianza de seis retoños, cada uno especial para ella.

Nada la detenía, siempre trabajando de sol a sol para el sustento de su familia. Con el paso de los años, ya disfrutando de los nietos, aunque también la pena de la viudez, Tita cruzó de un siglo al otro sin dejarse vencer. Y como si el tiempo no pasara para ella, con su centenaria sonrisa demostró la inmensa alegría de recibir a hijos, nietos, bisnietos y tataranietos el día de su cumpleaños 101. Pero no solo ese día Tita sonrió, sino que ella es feliz desde siempre, recordando solo lo bueno de su existencia, y en cada jornada encuentra motivos para reír y agradecer –a quien marca los destinos– la vida que lleva, tan bien vivida.

 

 

FUENTE: EL TELEGRAFO