Ante la falta de pago, los árbitros amenazaron con no dirigir los partidos de la Liga Pro. Esta medida buscaba presionar a las autoridades del fútbol ecuatoriano para que se encontrara una solución rápida al problema de la deuda.

La amenaza de los árbitros generó incertidumbre en el desarrollo del torneo, ya que se planteó la posibilidad de que los partidos no se pudieran disputar.

La principal razón detrás de esta medida era la falta de pago por los servicios prestados. Los árbitros consideraron que esta situación era insostenible y que afectaba directamente su calidad de vida.

Al amenazar con no dirigir los partidos, los árbitros buscaban ejercer presión sobre la Liga Pro y la FEF para que se encontrara una solución rápida y efectiva al problema de la deuda.

Aún no se conoce el desenlace original de este suceso, pero se espera que hasta antes del reinicio de la segunda etapa de la liga pro 2024 se llegue a un acuerdo entre los árbitros y la FEF.