Guayaquil vivió una mañana futbolera que movió las ventas en locales.

Había la ilusión de ver a la Tricolor pasar a la siguiente ronda. Por eso desde antes de las 09:00, decenas de hinchas fueron a espacios abiertos y centros comerciales para ver el partido en Guayaquil.

La expectativa era alta por lo que había mostrado el equipo de Gustavo Alfaro en los dos primeros partidos. Solo un empate era suficiente.

Los negocios del centro, de Urdesa y del norte desde temprano tenían a fanáticos desayunando, vestidos con atuendos tricolores, emocionados.

taviados con trajes de árabes, pintados el rostro, con banderas o la camiseta de la Selección se vio a hinchas en las calles.

Unos vendedores informales, hasta el último minuto, querían colocar banderines y cornetas. Otros ofertaban réplicas de camisetas de Ecuador y se frotaban las manos para que la Tri pudiera avanzar.

Los patios de comida de los centros comerciales tenían una imagen casi de fin de semana, copados, con movimiento tempranero. Allí también se buscaba atrapar clientes para mover las ventas con la ilusión de una clasificación.

En unas escuelas y universidades abrieron espacios para la euforia mundialista. En aulas o coliseos instalaron pantallas para que los alumnos pudieran sumarse al apoyo tricolor.

A la explanada del estadio Modelo llegaron cientos de hinchas, unos que tenían libre en sus trabajos o que pidieron permiso por unas horas para poder seguir la transmisión.

Senegal fue un duro rival y eso ponía nerviosos a los fanáticos que seguían el partido. El empate momentáneo de Ecuador fue gritado a todo pulmón. Los pitos de los carros se hacían escuchar en las calles.

Fue momentáneo, porque el otro gol de Senegal puso las cosas nuevamente cuesta arriba. Y la tensión volvió. Hasta un hombre vestido de Spiderman se dejó atrapar por las redes del fútbol y se paró allí frente a la pantalla.

FUENTES: EL UNIVERSO